Hola tú,
El 26 de febrero de este año escribí un texto sobre el regreso de las letras kaos. Estaba completamente segura que era el inicio de una constancia en escribir y publicar, pero, como casi todo en la vida: las cosas no sucedieron como las imaginé. Dos textos después, otros seis meses de pausa. Sin embargo, re-leyendo ese texto hoy, descubro en las palabras las mismas ganas de regresar. Las dudas de qué historia contar, o mejor dicho, cómo contar tantas historias me mantuvieron bloqueada. Hasta que ayer, en la punta de un monte al oeste del centro de Madrid, escribiendo sobre las dudas, obtuve respuestas.
Te presento la nueva serie con nombre, apellido y calendario: Los Domingos con Kaos.
La intención: pasar un ratito del domingo juntos. Cuando recién te levantes o estés a punto de despedir la semana, recibirás un capítulo del Kaos con pedacitos de la semana – reflexiones, nuevas lecturas, historias, conversaciones que me dejaron pensando, sentimientos que nacen o mueren. El contenido siempre cambiante, pero siempre constante.
Comencemos.
Domingo 22 de octubre, 16:08 pm, en mi Esquinita de Madrid
A lo largo de los últimos años me he dado cuenta en el poder de intencionar cómo quieres — y decides — vivir tu vida. Sin intención, alcanzar sueños se vuelve casi una misión imposible, una idea que se ve cada vez más lejana hasta que perdemos las ganas, olvidamos el por qué, y optamos por renunciar, dejándolo guardado en el baúl de los sueños olvidados.
Decimos mucho, pero hacemos muy poco. Soñamos e imaginamos, pero nos da pánico ponernos ‘manos a la obra’ para realizar esos sueños. Queremos un mejor sueldo, pero nos paraliza expresar todas las razones por las cuales nuestro trabajo vale más. Queremos encontrar al amor de la vida que nos multiplique la alegría, pero nos quedamos atrapados en relaciones que dan lo mínimo por el miedo a la soledad. O peor aún, nos quedamos transitando en ideas de amores tan idealizados que perdemos la habilidad de distinguir entre la fantasía y la realidad - exponiéndonos a la posibilidad de perder un amor verdadero por uno producto de la imaginación. Buscamos la felicidad, pero se nos hace más sencillo acomodarnos en lugares donde, de a poquitos, nos la va robando. Soñamos con un mundo mejor, pero preferimos no leer las noticias o escuchar las opiniones contrarias para evitar que la realidad hiera nuestros sentimientos.
Se vuelve más fácil soñar, poner excusas, olvidar
que
soñar, planear, ejecutar.
Y, últimamente más que nunca, me he cuestionado cuánto perdemos de cara a ese miedo de tomar las riendas de nuestra vida y volvernos responsables de nuestras decisiones y acciones.
Si quiero leer más, pero no hago tiempo en el día para la lectura, ¿cómo supongo adoptar el hábito?
Si quiero un mundo más justo, pero no hago tiempo en el día para aprender de política e historia, ¿cómo supongo contribuir al cambio?
Si quiero alcanzar mis metas profesionales y financieras, pero me atrevo a pedir un aumento, renunciar o apostar por mi emprendimiento, ¿cómo supongo seguir subiendo en mi escalera?
Si quiero amigos con los que pueda crecer y reír en el camino, pero sigo en grupos donde me siento chiquita, ¿cómo supongo encontrarlo?
Si quiero enamorarme de verdad, pero sigo eligiendo relaciones que me restan, ¿cómo supongo encontrar reciprocidad?
Hace diez meses, con esta idea de intención = acción en mente, escribí una lista con intenciones para el dos mil veintitrés, copio y pego el fragmento:
Cambios de estación y de perspectiva
Enero - El paso de un año al siguiente se siente como una oportunidad, un volver a empezar. Dejar ir lo que se sintió cargado, hacer más espacio a eso que te sostuvo. Una llamada para hacer nuevos acuerdos contigo, poner en papel las promesas que llevas años queriendo cumplir y que, en estos próximos doce meses, te juras finalmente alcanzar.
Aprender a bucear, correr una carrera, leer y escribir más. Hacer más preguntas, entender mejor la historia, observar realidades distintas a la mía. Pasar el verano cerca del mar, saborear la vida en todas sus etapas, aprender a soltar. Aceptar cuando te tienes que alejar y poner límites a personas que te hacen mal. Escuchar mejor, estar más presente, entender que todos tenemos una historia detrás. Abrazar a quienes te hacen brillar y enfrentarte a los miedos que te están impidiendo volar. Adoptar nuevos retos y reconocer que solo así se aprende, se crece, se cambia, se entiende - te expandes.
Hoy, diez meses después, veo hacia atrás, re-leo esas promesas y hago una pausa. Cada que podía regresaba a las intenciones y, en vez de tantas listas anteriores en las que se mantenían así: letras en un papel, empecé a convertirlas en realidades.
En lo que llevamos del año,
aprendí a bucear y me enamoré del mundo debajo del mar; corrí una carrera con poco entreno, pero con tantas ganas; leí muchísimo y escribí capítulos que tienen tantas ganas de ser leídos. Hice mil y un preguntas que me llevaron a obtener mil y un respuestas; observé realidades distintas a la mía - en conversaciones, libros, paseos, historias, viajes, reencuentros, momentos. Propuse, me moví y conseguí subir dentro de la empresa para hacer cosas aún más alineadas a mi propósito. Pasé el verano cerca del mar, tardes envuelta en la arena y dos brazos que se sienten casa. Saboreé la vida y sus pequeñas maneras de hacer lo ordinario algo extraordinario y aprendí a soltar todo lo que no puedo controlar.
Abracé todo aquello que entra cuando le abres la puerta y qué feliz me hizo. Por ejemplo,
bailar en la cocina después de una noche de vinos y risas;
cantar a todo pulmón en el patio del flamenco;
perseguir atardeceres en la costa canaria y descubrir amaneceres en una banca en el retiro o desde la ventanilla de un avión;
llorar de la risa porque siempre sí;
descubrir una banda de jazz en medio de La Latina;
empezar el domingo con un torneo de padel, bagels y carcajadas con amigos;
abrazar mucho y mantener bien cerquita a quienes suman;
adoptar nuevos retos y reconocer que solo así se aprende, se crece, se cambia, se entiende - te expandes.
Vivir con intención es pasar los sueños a la acción.
Esta serie es un claro ejemplo: quiero escribir y publicar, descubrir los caminos a los que mi amor por las letras puedan llevarme. Pero, si permito que los miedos disfrazados en excusas continúen bloqueando mi camino, el sueño de descubrir quedará así, una idea en el baúl de los sueños olvidados.
Decidí intencionar más mi vida: hacer más de aquello que me llevará a cumplir sueños. Esta es una de ellas.
Y tú, ¿cómo vas a intencionar más tu vida?
Gracias por compartir este pedacito de domingo conmigo.
Te escribí después de un finde que me dejó con el corazón llenito. El sábado lo empecé terminando mi libro #20 del año, siguió con una caminada de 18kms para pasar la mañana cerca de la naturaleza con una de mis personas favoritas en el mundo. Terminó con una noche de juegos de mesa y carcajadas. El domingo amaneció con amigos jugando padel y comiendo bagels. La tarde escribiéndote y empezando el libro #21. La noche en date virtual para celebrar 4 meses de decirle sí a mi persona.
Espero que tu domingo sea bonito y lleno de las cosas y personas que te suman.
Apapachos,
aniKaos <3
P.D. El mundo es caótico, injusto, incierto. Lejos y cerca el suelo tiembla, muchas personas sufriendo, países enteros de luto. Y, aunque podamos sentir cierta impotencia que lleva a quedarnos con brazos cruzados, estar conscientes y enterados siempre será mejor que decidir por la ignorancia. Consciencia, empatía, criterio. Te mando mucha luz en estos momentos más obscuros.